Quién no ha escuchado en algún momento una frase estilo "ay, esos muchachitos rebeldes" o quién no se ha dado cuenta que una de las etiquetas de la adolescencia o juventud es la rebeldía y la falta de disciplina.
Aquí les dejo un artículo bastante interesante sobre el adolescente rebelde y sus posibles causas.
Año 1991: Huele a espíritu adolescente. Nirvana, una banda de tres jóvenes de Seattle (Estados Unidos), convertiría su furia, confusiones y depresiones en sonidos destemplados. La música de Kurt, David y Krist, sería desde entonces el himno de los adolescentes; de quienes se sienten marginales, los que no acatan reglas y quieren volverse contra el orden.
Los rebeldes -que pudimos ser todos-, no son exclusivos de un género musical ni de un grupo (¿no lo fueron también Túpac Amaru, Ghandi y hasta James Dean, con su mítico Rebelde sin causa?). Una vez, en la década de los noventa, el grunge (el género al que pertenecía Nirvana) fue la estrella, pero en otras, los protagonistas fueron el movimiento hippie, el punk, los líderes políticos o los religiosos. El elemento en común es la inconformidad. "La rebeldía, en su acepción básica, es oponerse a límites y normas preestablecidas", dice la psiquiatra clínica Olga Albornoz, presidenta de la Asociación colombiana de psiquiatría infantil.
Pero la rebeldía también es individual y puede atravesar las etapas de la vida y una cosa es sentirla en la adolescencia y otra en la adultez. Por eso, hay que saber cómo manejarla y hasta qué punto puede ser positiva o dañina.
La adolescencia, ese trago amargo
Las respuestas breves de "sí" o "no". Las misteriosas conferencias telefónicas (o virtuales) en el cuarto con amigos anónimos. Un cabello verde y dos perforaciones en el rostro. Un genio difícil. Los cuestionamientos por todo y hacia todos. Una identidad que no se encuentra y la extrañeza de una época que no tiene ton ni son. Así es la rebeldía adolescente.
En este momento de la vida, este estado es tan normal como pasajero, pero puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza para los padres, cuando frente a una norma, reciben por parte de sus hijos reacciones como: "y si no lo hago, ¿qué?", "oblígueme" o "no lo voy a hacer". En estos casos, los adolescentes retan cualquier figura de autoridad, bien sea familiar o escolar, como es el caso de Andrés, de 17 años, quien, en palabras de su madre, Blanca, "ha sido complicado: en noveno, se escapó del colegio con dos compañeros. Las directivas me llamaron y a él lo hicieron firmar el observador, pero no pasó un mes cuando volvió a hacerlo. A él no le importó nada y siguió en las mismas".
Pero, ¿por qué lo hacen? "Algunos piensan que lo que quieren hacer es lo que deben hacer. Están en un proceso de individualización para constituirse en su propio ser y, por eso, quieren tener autonomía e independencia", explica la psicóloga especializada en el área de desarrollo Rocío González, de la Universidad de La Sabana. Es decir, la necesidad de saber quiénes son, cómo son y establecer su personalidad, se convierten en razones para desafiar las imposiciones. Así lo confirma Juan Mazuera, de 24 años, quien después de pasar temporadas sin asistir a clase, fumar, tomar e identificarse con los punks, dice que "lo hice por llamar la atención. De pronto uno es rebelde para ser identificado e identificarse en un contexto particular".
Estas actuaciones no son sanas cuando los argumentos no tienen sentido o están alejados de la realidad. Esto sucede a menudo en familias con una falta de organización jerárquica, con normas y límites difusos y/o injustos, que abonan el terreno para dificultades más grandes, pues es allí cuando "la rebeldía en un adolescente puede llegar hasta la delincuencia", como asegura Graciela Galán, psicóloga especializada en jóvenes de la Javeriana.
Frente a esto, las expertas recomiendan entablar un diálogo con los hijos y preguntarles por sus actuaciones y razones, así como establecer normas claras y justas. "Lo peor es un padre que ceda a las peticiones de su hijo todo el tiempo", afirma Galán; por esto se debe imponer la autoridad sin caer en excesos y eso se logra respetando las normas sin cambiarlas a diario.
Con la misma disposición y además del diálogo, la recomendación para los padres es que se involucren en la vida de sus hijos, teniendo en cuenta que sus conflictos, por pequeños que parezcan, pueden ser cruciales en su entorno. "Nunca se deben desvalorizar sus problemas. Algunos padres les dicen a sus hijos que no pasa nada o que no importa, pero para ellos puede ser vital", explica Graciela Galán.
Perderse de una fiesta o hasta un mal corte de cabello, son trascendentales en la vida social de un adolescente; por eso, la comprensión y la paciencia deben ser aliados para los padres a la hora de ayudarles a enfrentar sus problemas.
Pero ojo -y esta es una regla de oro-: nunca se debe fisgonear o invadir espacios personales, pues ellos se sentirán perseguidos y su reacción será actuar con más rebeldía.
¿Y si la rebeldía es rebelión? Si un adolescente se escapa de la casa a pesar de un "no" rotundo; deja de asistir a clases porque "no se le da la gana ir"; si miente, comete actos delictivos y, en definitiva, está fuera de control, las medidas deben ser más radicales y padres e hijos deben consultar un especialista, que haga una evaluación psicológica para encontrar qué lo llevó a ese estado y descubra en qué radica la resistencia a la autoridad. Lo más importante en este momento, es que los padres estén dispuestos a trabajar para mejorar la situación y que acepten que necesitan una ayuda profesional.
Rebeldía positiva¿Ir contra la corriente puede ser bueno? Que lo diga un adolescente: "La rebeldía sirve para que escuchen inconformidades o injusticias, sin usar métodos violentos", asegura Camilo Álvarez, de 17 años.Cuando hay un acompañamiento de los padres, la rebeldía trae consecuencias positivas para los hijos, porque forman su carácter, aprenden a argumentar y a establecer un punto de vista válido. En otras palabras, ayuda a solidificar su personalidad y a defender sus convicciones.
Es por eso que, cuando los padres deban enfrentar los retos que impone un hijo adolescente, lo aconsejable es que no entren en pánico ni respondan con duras represiones, sino que "analicen de qué se trata y establezcan que hay cosas negociables y no negociables. Deben hacer que sus hijos entiendan cuándo no se pueden cambiar reglas", afirma Albornoz.
Pues, como dijo el dramaturgo y poeta noruego, Henrik Ibsen, "un verdadero espíritu de rebeldía es aquel que busca la felicidad en esta vida" y ese es el saludable.
Este artículo me pareció bastante interesante ya que es un resumen muy completo sobre las causas del comportamiento rebelde del adolescente. Tocaron un punto muy importante, también hay adultos rebeldes.
En los últimos días me ha causado bastante impresión ver cómo ciertas personas que se dicen ser "maduras" llevan a cabo actos en los cuales tienen un comportamiento más irresponsable que algunos jóvenes.
¿Qué tanto puede afectar que las personas adultas estén tomando una tendencia YOLO intensa? ¿Qué tan malo podría ser que un adulto viva como joven y no respete ningún límite?
Ya en algún momento habíamos mencionado las diferentes crisis de la vida. Por experiencias personales me he dado cuenta que está situación cada vez se vuelve más frecuente. He vivido experiencias en las cuales "adultos" con mentalidad YOLO, llevan a cabo actos que repercuten en la vida de los demás sin tener en consideración las consecuencias.
¿Qué estará causando estas situaciones? ¿A caso será la influencia social? ¿Serán cuestiones de su vida personal no superadas?
Mi conclusión es que la persona que abusa de su libertad y que se desvía con el pretexto de "disfrutar el día a día" y llega a dañar a terceras personas, es una persona que quizás no tenga respeto hacia su propia vida o hacia la vida de los demás. Y es ahí cuando la filosofía YOLO se lleva a un extremo negativo.
Referencia:
¿Por qué ir contra la corriente? Las razones de la
rebeldía juvenil. (s.f.). Recuperado
el 26 de Abril de 2014, de El tiempo:
http://m.eltiempo.com/carrusel/contra-la-corriente-la-rebelda/9712183